Sigo caminando por esos costaditos,
sigo corriendo el tropezón, la navecita,
y me pierdo por las avenidas.
Sigo persiguiendo esa mariposa,
que se posa en alguna esquina,
se viste de mil colores ,
baila y se esfuma.
Ella me pincha el ritmo,
para levantarme/ al caer en la cobardia.
Sigo transpirando el aguacero,
aun cuando el colmo sea un desierto.
Seguí hasta pausar en tu pregunta,
posar en la calle 56,
y que sacudas las líneas del tren.
¿cómo te explico el despertar curioso?
por pintarte tu cuevita de palabras,
por invitarte a ver primaveras,
¿qué le sucede al silencio,
que te trae en una florecita ?,
se aproxima y se me ríe el duende.
Estas tierras me dicen,
que te quedes más de una vez,
y que me permita uste´ ser tu acompañante.
Pues, tus ojos miel,
irrumpen en mi el miedo del tiempo,
pero tu voz atraviesa aquí,
en ese sonidito de mi pecho ,
en ese calorcito de mis manos,
en ese pulso por cubrirte del frio,
y te quedes conmigo.