Tu iris se esconde como la biblia en tu almohada.
No te alejes -tantito-

pues tu vertical conoció mi alma,

“ese” que nos quema el ser.

-Celestial! dices

y en esa cruz nos frotamos ambas manos.

Rezas y  ia en  tu pecho

no existe más que mi templo

 desbordando por tu boca sin cerco.

Que bello cuando alejas todo rosario opresor!

Y decides desvestirnos hasta saltar todo proverbio.

Me enloquece,

cuando oblicuos tus ojos se clavan en mi silueta,
Celestial!

Adoro toda creación nacida de tu forma pasional.

Celestial! Y me despierto en un aguacero danzante.

Te confiesas que en cada caricia mía

 tu sangre recorre por esas esferas.

Te quemaaas

y bendita forma de acordarte

y tranzarte en un beso.

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